Des-control

Hagamos memoria un rato: la figura del rompimiento radical y abrupto del status quo de un determinado orden establecido previamente, se le ha denominado “revolución”.Podemos identificar, a groso modo, que quién la utilizó como pilar eje fundamental de su reflexión teórica fue Marx. Sin embargo, no la inventó; la “revolución” no es más que un movimiento planetario. Me explico:
Existen dos movimientos de los cuales tenemos normal conocimiento: el movimiento de traslación, y el movimiento de rotación. El primero es cuando los astros giran en torno a un centro fuera de ellos; el segundo es cuando el movimiento gira en torno a su centro, ubicado dentro de ellos. No obstante, existe un tercero, el cuál acontece, caricaturizándolo, cuando una fuerza (no necesariamente) interior colisiona con este ente, haciéndolo cambiar de dirección violentamente, generando un nuevo movimiento de traslación, y un nuevo movimiento de rotación.

Podríamos decir que la “revolución” es aquel suceso que reconfigura un escenario determinado, en función de la coyuntura específica en donde éste (escenario) se desenvuelve. (Todos los adjetivos y conceptos son cordialmente discutibles. Mas no por eso dirán algo distinto de lo que pretendo decir con estas mismas palabras).
Mi querido Marx, no quiso decir otra cosa más que esto mismo que les digo, bajo probablemente esta misma información, en este mismo contexto explicativo cuando escribió su incipiente producción científica: extrapolar el concepto, y aplicarlo a una realidad social efectiva. Y sólo para transformarlo en objeto: la Revolución ocurre (y ocurrirá) siempre. En cada cierta cantidad de tiempo. Eso es un hecho.

Ahora bien, la figura del cambio siempre ha existido en la historia humana premoderna: la caída del imperio Romano de occidente (fin edad antigua); la caída del imperio Romano de oriente, o la caída de Constantinopla (fin edad media), a modo de ejemplo de rupturas de orden. Pero sólo desde la Revolución (burguesa) francesa, y con la llegada de la Modernidad, es que los cambios se vuelven susceptibles de acaecer como parte constitutiva del orden social. Es decir, sólo desde ese momento la revolución deja de ser una figura ajena a la macroestructura, o a la cosmovisión, formando parte de ella. Pues, todos los individuos se convierten en actores.

Bolchevique, cubana, mexicana, son ejemplos de revoluciones modernas. No obstante, de cuando en cuando, los oprimidos realizan actos de protestas reivindicadoras que si bien no logran concretarse en cambios efectivos, sí van generando de a poco LA instancia en donde LA revolución pueda ser pensada.
Suena The Chemical Brothers, Out Of Control.


Compañeros
Nuestra ruta ya no es la del miedo
Es una revolución humana.
Una invitación para aquellos
Que no quieren escuchar.

Nuestro camino es la liberación
Ante una insaciable globalización
Que quiere vernos morir
En un desierto de soledad

Los jóvenes, como herramienta de fuerza, vitalidad e idealismo, se transforman en los actores que no logran naturalizar un orden impuesto, intentando legitimar sus reivindicaciones en la protesta visceral iracunda y pedestre que tanto vilipendian tecnócratas y burócratas radicales proyectantes (a mi juicio) de una mala interpretación de la racionalidad.

Llevando esta lucha a los márgenes de la ilegalidad, tanto jurídica como militar (e incluso política), de la destrucción íntegra del sistema: la destrucción de la represión, de la censura, de la usura, de la explotación, de la injusticia, de la exclusión, del Estado, de la dominación.

Los conductos regulares para abordar las problemáticas de la población debajo del poder, pierden representatividad (a causa de las contradicciones, diría Marx), generando la legitimación de la violencia paramilitar en pos de un cambio radical y profundo para un new order, que pide a gritos manifestarse.

Out of control
Out of control

El descontrol en su máxima expresión se ve reflejada desde la marginalidad, desde caras tapadas con pañuelos, armas de fuego, gritos de guerra, acondicionamiento ideológico y caos. Es irrefrenable, sangriento, impetuoso, pero (aunque a muchos les pese) necesario.



PD: [Ver video íntegramente]


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Pensar en Latinoamerica (I)


…Es una acción contradictoria. ¿Qué es este pedazo de continente? ¿Qué realmente nos une, y hace que seamos tratados como un gran todo? Si somos una mezcla entre indígenas, negros e inmigrantes europeos en general, ¿por qué pensar que nos podemos parecer en algún punto?
Suena Gotan Project – Queremos Paz: Buenos Aires, Argentina.



Latinoamérica como un pueblo cuya sangre derramada en la tierra aún parece no secarse completamente, cuyos muertos aún no parecen suficientemente velados, cuyas democracias aún parecen ser poco democráticas, cuyos sistemas económicos aún no logran estar en función con un verdadero liberalismo, cuyas añoranzas e ideales de un pasado truncado brutalmente siguen manifestándose en los discursos e ideales de jóvenes y adultos. Latinoamérica racista, intolerante, homofóbica, xenofóbica, clasista, individualista, pobre, hambrienta de sangre hambrienta de justicia, inestable, ignorante, explotada, pisoteada, desdichada. Latinoamérica como la zona más desigual del planeta.
Hagamos el esfuerzo de pensar en Latinoamérica desde este gran escenario.

No parece muy complejo magnificar el por qué toda esta gran “punta del iceberg” siempre se verá representada en sonidos que emergen como gritos de protesta, de auxilio, de ayuda, de paz.

"Queremos paz…
Queremos construir una vida mejor para nuestro pueblo.

Y Por eso eludimos al máximo caer en las provocaciones
originadas por los yanquis.

Pero conocemos la mentalidad de sus gobernantes,
quieren hacernos pagar muy caro
el precio de esa paz…

Nosotros contestamos que ese precio no puede llegar más allá
de las fronteras de la dignidad…"

El precio fue, ha sido, y sigue siendo demasiado alto como para pagarlo. Salvo gobiernos contados con las manos, quienes han sabido ir – con sus respectivas consecuencias – en direcciones propias y originales, la mayoría de las naciones fueron forzadas tanto desde dentro como desde fuera al mercado despiadado del capitalismo, cuya característica primogénita fue la dependencia del centro económico, la mano de obra barata, y la constitución de una masa que DEBE consumir – para fines instrumentalmente generados - con un sueldo paupérrimo y un acceso al consumo y a la deuda de forma grotescamente fácil. Con estrategias comunicacionales de manipulación de masa en función de la subestimación de la reflexión crítica, de cualquier clase de teoría izquierdista, del dinero y la materialidad como símbolo de estatus social y de estilo…

El intervencionismo estadounidense en Nicaragua, Guatemala, Panamá, El Salvador, Chile, Brasil, Argentina, Perú, Bolivia, Ecuador, Colombia, etc., ha derramado sangre, exclusión, injusticia, desigualdad, pobreza, pena, rencor, odio, radicalismos, resentimientos.

"Queremos construir una vida mejor para nuestro pueblo."

La constante violación del pacto firmado en la ONU acerca de la autodeterminación de los pueblos, las reacciones paramilitares consecuentes, el tráfico de armas, el tráfico de narcóticos, la corrupción política y empresarial, los monopolios, la influencia, el nepotismo, la ineficacia… la NO-democracia, nos ha llevado a un espiral cultural y social viciado del que no podemos desprendernos. Y nos seguirá llevando.

"Independientes."

Pensar en Latinoamérica no es sencillo. Es un gran territorio de selva, desierto, cordillera, montaña, valle y cemento, nadie nos podrá decir qué somos exactamente. Ni siquiera somos americanos; ese derecho se lo cedimos a los yanquis. Somos Américalatina, con un apellido imborrable que está sujeto y firme en base a dolor, y que nunca jamás podrá ser retirado de allí.
Pero podemos decir qué es lo que queremos. Y eso es lo único que nos unifica como un solo gran territorio: nuestros anhelos colectivos. Porque hemos sufrido tanto, fuera de la crisis bursátil y de los medios basura y alienables, hoy por hoy sólo

"Queremos paz…"

Este canto en el siglo XXI no es ya con odio y sarcasmo, es con resignación y depresión. Es ya un lamento ensordecedor que nos obliga a seguir adelante a pesar de todo, a pesar de que no nos gusta, a pesar de que nos duele.




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A la Disco


… Respondemos a veces cuando nos preguntan para dónde iremos un sábado en la noche. Existe una solemnidad completa en torno a ella. Etapas que son pertinentes realizar para hacer que esta salida nocturna sea distinta a otras. Nos aseguramos de tener el dinero y las prendas adecuadas para nuestros propósitos, y nos vamos.

Con algo de alcohol previo – y porqué no decirlo, droga – en la sangre, ingresamos al recinto: la oscuridad y las luces producen un efecto hipnotizante, el calor y la humedad nos envuelven, el humo y la atmósfera también.

¿Por qué, muchos de nosotros, necesitamos vivir de vez en cuando esta vorágine? ¿Por qué, probablemente, encontremos justo allí a gente de mayor edad que está en busca de las mismas cosas que nosotros?
Pasa una hora, y se escucha los beats de Madonna: Forbidden Love.



Es como si todo se congelara, menos las luces. Cuando ya se logra apreciar el gusto por este rito, ¿por qué cuesta tanto dejarlo?
No tener una cama cerca cuando se presenta el sueño, tener acceso al alcohol con un costo mucho más elevado de lo normal, estar rodeado de personas desconocidas, un playlist que no necesariamente compartimos, no poder conversar tranquilamente deberían ser factores que atentaran contra el ejercicio de ir a la Disco. Pero, sin embargo, de vez en cuando nos parece atractivo a muchos de nosotros volver a experimentar todo ese simbolismo superfluo, esa turbulencia plástica y narcisa, a pesar de todos los inconvenientes que conlleva.

Forbidden love
Are we supposed to be together…

Forbidden love
We seal our destiny forever
Forbidden love, forbidden love…

Just one kiss
Just one touch
Just one look…

El baile pareciera ser una cuestión bastante inherente en lo que respecta a nuestra interacción con otros. No es muy difícil encontrar actos de este tipo de forma recurrente en bastantes culturas tribales de distintos puntos del planeta. Muchas de ellas lo utilizan como una forma de conexión con la divinidad, como una manera de penetrar y hacer goce (y uso) de ésta. Un uso religioso de la danza, sería una respuesta que hace bastante sentido. Como nos dijo el sociólogo francés, E. Durkheim, la religión es el ente con el cual las sociedades se cohesionan, por la cuál siguen existiendo. Y en sociedades secularizadas, como la nuestra, este ente sigue operando adquiriendo formas más complejas de existir. Las denominó “religiones civiles”.

Finalmente, por muy sociedad moderna que consideremos estar viviendo, persisten actos tan pedestres y ordinarios como es la danza dentro de una masa, en donde, suponemos que el “yo” (o self) se va diluyendo hasta formar un “todo” prácticamente homogéneo, que posee un propósito claro.

Este propósito implícito podría ser la necesidad de cohesionarnos, podría ser nuestra religiosidad secularizada, con la cuál conectarnos con una divinidad de forma colectiva y sistemática, que nos proporciona una sensación de bienestar que no logramos encontrar en otro sitio.
La encontramos allí, en la pista de baile, con cientos de personas alrededor nuestro, con nuestras drogas y nuestros clímax. Nos sentimos más bellos, más aptos, más integrados. Dejamos de ser nosotros mismos, para ser iguales a todos, y esa sensación nos parece irresistible.
Nos convertimos en poesía, en una constante performance, en una estructura que irradia belleza, que libera serotonina al torrente sanguíneo, y que hace sentirnos más felices y plenos.

Después de todo esto, ¿quién podría dejarlo?

Vayamos a la Disco mejor!


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Realidad Sonora


A veces parece que intentar explicar motivaciones que son precedidas por reflexiones y conclusiones, se torna una misión con un alto grado de complejidad con bastante probabilidades de no llegar a buen puerto. He aquí, un caso de aquellos, pues intentando introducir las características que forman parte del sustrato fundamental del estímulo de la creación y generación de este espacio virtual, me he visto envuelto en un mar de inducciones que no terminan por convencer adecuadamente las inquietudes a las que han sido llamadas a calmar.

Bastará, a finales de cuentas, con mencionar que nos basaremos en una premisa algo axiomática – y a ratos dogmática – sobre un suceso con tintes de potencialidad; los sonidos y las imágenes visuales, que si bien son emanadas de un grupo reducido y pequeño de personas, representan en potencia el “sentir” o el “parecer” de un grupo enorme de gente. Esta representación estará dirigida hacia la concepción que se tenga, según sea el caso, de una especie de status quo en torno a una cosa (cualquiera). Es decir, damos
por hecho que la reflexión en torno a un tipo de producción cultural, específicamente de sonido e imágenes en movimiento, nos podrá dar un reflejo en cualquier modo posible de una cosmo – o micro – visión acerca de un parecer que podrá o no ser compartido entre quienes la crearon y quienes la consumen. Su nombre emerge a propósito de eso, Realidad Sonora.

Esta reflexión en torno al reflejo potencialmente representativo de “lo social”, al menos en este espacio, se encontrará la mayoría de las veces al
ejada completamente de cualquier comprensión científica. La pretensión no es encontrar una realidad generalizable, sino más bien subjetiva – pero imparcial – del asunto en cuestión.

Dicho lo anterior podemos llegar a una definición editorial más concisa. Realidad Sonora es una caricaturización cualitativa de la potencial representación (a veces simbólica) de la música – y el cine – en la constitución de un todo. Es menester entonces lograr dilucidar a través de la construcción de discursos, un “sentir” no métrico y antojadizo de una realidad que se presenta como contradictoria, compleja, inabordable e inconmensurable: la realidad social pensada desde su concreción en la música o el cine, para dar cuenta de cambios, estancamientos y vanguardias.


La dinámica que aquí se plantea realizar está anhelada desde una perspectiva política izquierdista agnóstica personal, por ello carente de matices radicales y fundamentalistas que, a nuestro parecer, sesgan el criticismo. Espero que la disfruten del mismo modo en que lo disfruto yo al reproducirla.

Sean todos ustedes muy bienvenidos. Prendan el audio, pongan oreja y hagan clic en
play.


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